jueves, 20 de septiembre de 2012

ALFABETIZACIÓN: LA ALFABETIZACIÓN COMO DERECHO. REFLEXIONES DESDE DE LA EDUCACIÓN POPULAR

ALFABETIZACIÓN

La alfabetización como un derecho.  Reflexiones desde la Educación Popular

Analfabetismo e inequidad

Las cifras del analfabetismo en algunos países y a nivel mundial, continúan siendo muy altas. Según datos de la UNESCO “en el mundo hay 771 millones de adultos que carecen de competencias básicas en lectura y escritura”[1]. La pregunta que surge entonces es ¿por qué cuando la humanidad ha llegado a tan altos niveles de desarrollo y a pesar de los esfuerzos realizados durante los últimos 50 años en el ámbito de la educación, la situación se mantiene?

La verdad es que este problema no ha sido tampoco prioritario en los programas educativos, a pesar de que la situación se hace cada vez más compleja. Esta complejidad tiene su origen en circunstancias tales como la pobreza creciente y el desplazamiento de la población rural a las ciudades, ocasionado por los bajos niveles de desarrollo y en algunos lugares por la presencia de conflictos armados, o como el aumento de la deserción escolar de jóvenes que terminan aburriéndose de las rutinas escolares o que desde muy temprana edad se ven obligados a vincularse al mundo laboral.

En la búsqueda de soluciones se realizan “campañas” de alfabetización, como si el problema fuera solamente de carácter educativo o como si con una acción puntual se pudiera “erradicar”.

Lo primero que habría que plantear es que el analfabetismo no es la condición natural de algunas personas, ni la causa del subdesarrollo o del atraso en la sociedad, como se decía en algún momento; el analfabetismo es la consecuencia de la exclusión y la desigualdad social que ha llevado a que niños y niñas en edad escolar no hayan podido acudir a la escuela o  a que quienes iniciaron sus estudios hayan tenido que retirarse a temprana edad sin haberlos podido terminar. Son razones históricas y estructurales las que explican el analfabetismo; que son las mismas que explican el porqué de la pobreza.

La alfabetización como un derecho

La alfabetización, como parte de la educación, es ante todo un derecho. El derecho que tiene todo ciudadano y toda ciudadana de acceder a la cultura letrada, de participar en la sociedad mediante el uso de la lengua escrita. Esto significa que el Estado tiene que garantizar que las personas puedan ir a la escuela, así como garantizar que puedan adquirir los aprendizajes que requieran para vivir en un determinado  contexto. La educación y la alfabetización son una responsabilidad pública que exige compromisos a todo nivel.

Un principio de equidad

En la tradición de la Educación Popular y la Investigación Acción Participativa, el reconocimiento y valoración del saber, la cultura y la historia del otro constituyen un principio pedagógico fundamental y que en el caso de la Alfabetización, nos remite al tema de la Oralidad; tema que generalmente se deja olvidado o se minimiza.

La oralidad como espacio de aprendizaje antecede y acompaña el proceso de alfabetización, entendido éste como “acceso a la cultura escrita”. Primero aprendemos a hablar que a escribir y el lenguaje oral es la forma como inicialmente (y a lo largo de toda la vida) nos comunicamos, damos sentido al mundo que nos rodea y construimos significados, que no son otras que las mismas funciones que cumple la lectura y la escritura.

Las poblaciones no letradas o con bajos niveles de escolaridad aprenden y construyen sus saberes en la oralidad; espacio en el cual también se da la apropiación del lenguaje escrito. Hablar y escuchar son dos facetas del lenguaje oral, mediante las cuales las personas desarrollan las funciones de comprensión e interpretación sin las cuales sería imposible aprender a leer y escribir, ni hacer la relación imagen-palabra oral que hoy forman parte del estudio del lenguaje. En una sociedad letrada no se puede hacer una separación tajante entre lenguaje oral y lectura de imagen porque todos están implicados y se convierten en instrumentos y objeto de aprendizaje.

Escuchar y hablar supone procesos cognitivos complejos como establecer relaciones, inferir, analizar, imaginar, sin disponer del texto escrito; las personas que sabemos leer contamos con la letra impresa, con texto que sirve de soporte a la significación y al cual podemos volver cuando lo necesitemos; las personas analfabetas no, ellas tienen que ir construyendo significado de lo que oyen, de manera inmediata y reconocer con quién están hablando para poderse comunicar.

Si el diálogo es la propuesta de Freire para educar y en nuestro caso para alfabetizar repensar el diálogo entre cultura oral y cultura letrada y sus implicaciones pedagógicas se hace imprescindible.

La alfabetización en América Latina tiene en Freire un referente obligado; y quienes reflexionamos sobre el tema también.

4. La alfabetización como una posibilidad

Enfrentar el problema del analfabetismo y de la educación de personas jóvenes y adultas requiere de políticas económicas y educativas, como también de la voluntad de quienes podemos encontrar en esta tarea la posibilidad de contribuir a la construcción de una sociedad más equitativa, más justa y más democrática. Alfabetizar tiene entonces una intencionalidad ético-política que va más allá de la enseñanza del código alfabético.

Alfabetizar tiene sentido cuando a través de ella contribuimos a que las personas ganen en autonomía y autoestima, cuando adquieren elementos para resignificar la vida, comprender la realidad (comprender el porqué del analfabetismo) y contribuir de manera organizada a su transformación. Alfabetizar tiene sentido cuando esta actividad forma parte de acciones más amplias de formación y capacitación, y cuando alfabetizar es solo parte del proceso educativo que debe continuar durante toda la vida.


[1] La alfabetización un factor vital, citado por “Lanzamiento del Informe Mundial de Seguimiento de la Educación para todos 2006: la alfabetización (con cobertura de medios). OREAL-UNESCO. Nov. 11 de 2005. Santiago de Chile.

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