miércoles, 10 de octubre de 2012

EL PLACER QUE NO TIENE FIN (apartes)


William Ospina
La Decadencia de los dragones
Editorial Alfaguara, 2002

Leer es vivir lo que se lee, leer es dejarse conducir por el texto, leer es casi convertirse por un rato en lo que se está leyendo. Borges decía que quien pronuncia una frase de Shakespeare  es, literalmente, Shakespeare. Pero ello sólo puede aprenderse por el contacto cálido con alguien que nos transmita esa claridad y esa emoción. Sólo así se logran esos buenos lectores que son capaces de abandonar un texto. Porque pienso que los buenos lectores son los que son capaces de abandonar un texto es más, los que  no pueden impedirse dejar de leer cuando el texto se hace ingrato, aburrido  o falto de vida. También me atrevo a decir que sólo es un buen lector el que lee con interés y con pasión, y que en cambio es un mal lector el que sigue leyendo cosas que no le interesan, que no le resultan necesarias y que no deriva de la lectura  el menor placer. La lectura como mortificación no hace seres felices, y el principal objetivo de la lectura es la felicidad. Por eso, enseñar verdaderamente a leer es enseñar a disfrutar la lectura.

Muchas veces oímos preguntar para qué sirve la lectura. Yo ahora voy a atreverme a decir que la lectura sirve para muchas cosas, pero que sería maravilloso que la lectura, siquiera por momentos, no sirviera para nada. Porque servir para algo supone siempre una finalidad exterior al hecho mismo: trabajo para subsistir, estudio para superarme, camino para llegar, busco para encontrar. Pero qué bello oír decir de pronto a alguien: “Busca por el placer de buscar, no por el de encontrar”. Qué grato oír, incluso en una canción popular, “Vivir para vivir/sólo vale la pena vivir/para vivir.

Ahora sabemos que hay que valorar las cosas en sí mismas. Por eso repito: leer puede servir para muchas cosas; puede darnos información, puede ayudarnos a comprender el mundo, puede ayudarnos en nuestra formación para alcanzar tal o cual propósito, pero en rigor, ésos son beneficios secundarios de la lectura. Leer es en sí mismo un placer tan grande, un deleite a la vez sensorial e intelectual tan rico, que pone en acción de un modo tan enriquecedor nuestras facultades, que deberíamos considerarlo como un fin en sí mismo, o mejor aún, como un deleite superior a los resultados se obtengan con él. Es a eso a lo que yo he llamado en el título de este texto El placer que no tiene fin, aliando a la vez  dos sentidos de una palabra: que puede no tener un fin exterior a sí mismo y que puede ser evidentemente inagotable. No es necesario asignarles fines exteriores. Los resultados provechosos llegarán por sí mismos, pero deberían estar subordinados al goce de la lectura y a las tensiones estéticas e intelectuales que la lectura ejercita y resuelve.

MÓDULO VI TALLER 1. FASCÍCULO DIGITALIZADO



DIRECTRICES DE LA UNESCO PARA EL RECONOCIMIENTO, VALIDACIÓN Y ACREDITACIÓN DE LOS RESULTADOS DEL APRENDIZAJE NO FORMAL E INFORMAL



Alfabetización y acceso a la cultura escrita por parte de jóvenes y adultos excluidos del sistema escolar en AL y el Caribe


Una clase de alfabetización entre rejas (Rep. Dominicana)


Programa Diocesano de Alfabetización de Jóvenes y Adultos (PROALVA)
Visita a la Cárcel de Azua “19 de Marzo”
Diócesis de San Juan de la Maguana
(15 junio, 2006)

Este reportaje es parte del estudio “Alfabetización y acceso a la cultura escrita por parte de jóvenes y adultos excluidos del sistema escolar en América Latina y el Caribe”, financiado por el CREFAL. Entre 2006 y 2009 visité programas de alfabetización y de promoción de la lectura y la escritura en nueve países de la región (Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).

Dedicado a Miriam Camilo
Fotos y texto: Rosa María Torres




 Hemos venido a ver el programa de alfabetización que se hace en la Cárcel Pública de Azua “19 de Marzo”. Es una cárcel de hombres. La mayoría de los 122 presos que están aquí, está por robo, estafa, tráfico de drogas; algunos sirven condenas por asesinato; otros aún esperan juicio. Una consulta previa en Internet describe condiciones de hacinamiento, violación de derechos y gran conflictividad en su interior y, en general, en el sistema carcelario en el país.

El programa de alfabetización que funciona en ésta y otras dos cárceles es impulsado por la Diócesis de San Juan de la Maguana y la Fundación para el Desarrollo de Azua, San Juan y Elías Piña (FUNDASEP), organismo de apoyo a la Pastoral Social de la Diócesis, ambas ubicadas en la Región Suroeste de República Dominicana, frontera con Haití. El programa empezó en 1997. Hoy existen 371 grupos y 3.800 personas alfabetizándose en la región.

 “Fortaleza 19 de Marzo: Todo por la Patria” puede leerse, en letras grandes, en la fachada del edificio principal, una fortaleza militar convertida en cárcel. Afuera nos juntamos con el equipo técnico del programa. Ya en la entrada, con los guardias de seguridad. Sin demasiado trámite, y con mayor facilidad que la esperable tratándose de una cárcel, Miriam y yo estamos frente a la puerta con rejas y candados que nos separa de los reos. Un soldado grande y macizo nos abre la puerta y, sin tiempo para pensarlo otra vez, ya estamos adentro.

“Adentro” es un patio rodeado de rejas y celdas, lleno de reclusos sentados en sillas plásticas, que nos esperan. Al escuchar el crujido de la puerta, todos se voltean a vernos entrar. Los visitantes somos llevados adelante y sentados en lugar especial para presenciar la clase junto a personal del Departamento de Educación de la Dirección General de Prisiones.


El acto inicia de inmediato con un rap sobre la alfabetización a cargo de un conjunto de cuatro y coreado por todos los reos. El conjunto suena y se mueve muy bien. Una cárcel en República Dominica es, al fin y al cabo, una cárcel llena de dominicanos. Hombres en su mayoría jóvenes o de mediana edad, tez morena, musculosos, algunos con tatuajes o con cicatrices visibles.

El método de alfabetización se inspira – nos dicen - en la pedagogía de Paulo Freire. La Guía del Alfabetizando “Queremos Saber” se acompaña de una Guía del Alfabetizador (Facilitador). “Nuestro método no es ‘Yo Sí Puedo’, sino ‘Nosotros Podemos’”, me aclara un miembro del equipo coordinador diocesano.

Rafael, el facilitador, se ha preparado con esmero. Desde el primer momento se percibe que es un tipo educado y con madera de educador. Ha copado el lugar de materiales didácticos hechos de cartulina, recortes de periódico, etiquetas, ramas, latas, residuos plásticos... Después sabremos que él mismo es un recluso. Es periodista, lleva diez años preso, le faltan cuatro y le han reducido la pena por buena conducta.
Su primer acto pedagógico es escribir en la pizarra:
Azua de Compostela 15 de junio año 2006   Nombre Propio  Rafael


 La clase que ha preparado para hoy gira en torno al nombre propio. Para ello ha confeccionado tarjetas con los nombres de los alumnos, que cada quien lleva prendida o colgada en el pecho.  Angel, Juan, Elvir, Teófilo, Wilson, Carlos, Víctor, Hugo, Fernando, Antonio, Hugo, Gregorio, Juan Bautista, Rafael, Leonel , Mauro, Blas, Manuel, Félix, Jorgito, Carlito (sin s final, tal y como lo pronuncian)
Nadie lleva la tarjeta con su propio nombre. El juego de aprendizaje consiste precisamente en buscar a quién corresponde cada tarjeta y ponérsela. Todos se divierten y hacen bromas mientras juegan.

Partiendo de su propio nombre, Rafael pide a sus alumnos que digan en voz alta nombres propios que empiecen con R. Ellos van dando nombres y él los va anotando en la pizarra. A continuación escribe la familia silábica: ra-re-ri-ro-ru
- “Ahora, algún valiente que quiera pasar a escribir su nombre”, les desafía. Varias manos se levantan enseguida.


Jorgito es el primero, lentamente, con trazos irregulares, de principiante, escribe:  J o R g i t o P a t r i c o N o V a
Al ver el conjunto, Jorgito percibe que a Patrico le falta una i, borra y la mete antes de la o. El auditorio aplaude la obra terminada. Ahora pasa Manuel Martínez Méndez, un joven seguramente con alguna experiencia escolar, que escribe en letra manuscrita: Manuel maltine mendes

Rafael lo deja con su triunfo, sin corregir la escasez de mayúsculas y el “maltine”, otra maravillosa pieza de escritura fiel al habla. Así siguen pasando los demás, cada cual cosechando logros y aplausos.

Momento culminante: el “árbol de sílabas”, una pequeña rama ubicada en el suelo, debajo de la pizarra, en la que Rafael ha colgado papelitos con sílabas. Cada alumno pasa a sacar un papelito, lo fija en la pizarra con masking tape y forma la palabra que dicta el profe. Cada palabra formada es celebrada con sonoros aplausos.

La clase termina. Ha sido una hora de intensa actividad, mucha participación y mucha risa. Definitivamente, nada mejor que una buena clase presencial. Es el momento de los visitantes, los discursos, las fotos. Uno por uno pasamos nosotros también a la pizarra, no a escribir sino a decir nuestra palabra de felicitación y agradecimiento.

El acto concluye con una oración colectiva. Todo ha quedado grabado en cámaras de fotos y de video presentes. De hecho, para escribir esto y poder ser fiel en el relato, he recorrido más de cuarenta fotos que tomé ese día y he vuelto a revivir, así, esa memorable jornada.


 
Un patio en el que transcurre la vida

A medida que avanzaba la clase y que la situación de estar allí se naturalizaba, pude dedicarme a recorrer visualmente el patio y lo que en él sucedía. No se trata realmente de un patio. En este pequeño cuadrilátero encementado transcurre la vida de los reclusos: éste es lugar de encuentro, socialización, descanso, esparcimiento, deporte, ejercicio, sala de visitas, alacena, armario, cocina, comedor, lavadero y tendedero, cancha de básquet, salón de juegos, pista de baile, ring, ágora, capilla, escuela. La clase de alfabetización es una de tantas actividades ocurriendo, ahora mismo, en la precarided de este espacio.


Alrededor están las celdas, el encierro, el evidente hacinamiento. De tanto en tanto vemos reclusos que se asoman a curiosear a través de los barrotes, tal vez impedidos de salir, tal vez sin interés, tal vez con necesidades escolares básicas resueltas.

En ningún lado como aquí resultan palpables la ilusión y la esperanza asociadas a la lectura y la escritura.
Quien aprende a leer y escribir decide liberar la curiosidad, honrar la imaginación, abrirse al aprendizaje, construir posibilidades de futuro.
Aún y cuando, hoy y aquí, todo lo que tienen estos hombres para leer son tarjetas con sus nombres, sus propias rudimentarias escrituras, recortes de diario y etiquetas pegadas en la esquina donde transcurre la clase, las leyendas en sus propias camisetas y gorras, y los escasos letreros y textos escritos sobre las paredes de la prisión.
Referencias / Para saber más:

La Dirección de Cultura de Azua establece Club de Lectores en la Cárcel 19 deMarzo de Azua, en otra Acción de Promoción del Libro y la Lectura 19 enero 2011
* Una primera versión de este reportaje se publicó en: La Piragua Nº 25: "América Latina sin analfabetismo ¿cómo y cuándo?", CEAAL, 2007. Coordinada por Miriam Camilo

PAULO FREIRE. UN PENSAMIENTO VIVO



AMÉRICA LATINA SIN ANALFABETISMO. CÓMO Y CUÁNDO?


“La alfabetización enriquece a la sociedad entera”

Juan Eduardo García Huidobro, Decano de Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado
La alfabetización de personas jóvenes y adultas parece no ser un tema central en las discusiones públicas en Chile, pese a lo radical de sus consecuencias ¿qué explicación tiene?
Aunque en Chile hay más de 450.000 analfabetos, nadie los ve. No es un tema ni en la opinión ni en las políticas públicas. ¿Explicaciones? Varias: a) son muchos, pero no tienen poder; b) La problemática educativa es tan amplia, tan compleja, que se suelen imponer los temas más visibles: educación escolar y superior.

¿Cuáles son los principales desafíos que deberían considerar las políticas públicas al trabajar temas de alfabetización de jóvenes y adultos?

Ciertamente que lo primero es hacer visible el problema como un tema de justicia, pero también como un tema de “mejor sociedad”. Junto con hacerlo visible, hay que incorporarlo a la política. Para ello puede ayudar propiciar en Chile la perspectiva de la educación permanente. Esto es vincular con más fuerza la idea de que todos vivimos en una sociedad del conocimiento, donde nuestra buena vida tanto en lo personal, como a nivel de una ciudadanía activa en lo político y de una productividad en el trabajo, requiere educarnos a lo largo de la vida: tanto el que todavía no logra la plena alfabetización, como quien ya terminó un doctorado.

¿Qué elementos le parecen clave para una estrategia de alfabetización exitosa de jóvenes y adultos?

Subrayaría dos elementos: el aprecio social por quienes hacen el esfuerzo de alfabetizarse y la existencia de variedad de oportunidades acordes a la edad y vida de los analfabetos. Es fundamental que quienes hacen el esfuerzo de superar su situación de analfabetismo sean mostrados como ejemplos de superación personal y como personas que nos aportan a todos. Hay que intentar revertir el estigma al analfabeto.
Es importante también ofrecer alternativas múltiples: por ejemplo, mucho más sistemáticas, colectivas y ligadas a actividades grupales para los jóvenes que han desertado. Más variadas y más integradas a la vida cotidiana (trabajo, familia) para los mayores.

¿De qué manera las universidades están abordando este tema en la formación de docentes?

No tengo una información completa, pero me atrevo a decir que se está abordando poco y con poca profundidad. Esto es consecuencia de la “invisibilidad” del problema al que aludimos antes, que hace que disminuya la oferta, pero también que la escasa oferta existente no sea preferida por los estudiantes.


El 12 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Alfabetización y realizaremos una actividad conjunta en la Universidad Alberto Hurtado ¿cuál es el mensaje que le gustaría quedara después de esa jornada de debate e intercambios?

La alfabetización es una actividad educativa que no solo ayuda a los analfabetos, sino que enriquece a la sociedad entera en convivencia, en futuro para los hijos e hijas de los alfabetizados, en dignidad

COMPETENCIAS E INDICADORES


MÓDULO IV TALLER 2. ÚLTIMA VERSIÓN DE LA GUÍA




MÓDULO IV TALLER 1. ÚLTIMA VERSIÓN DE LA GUÍA



jueves, 20 de septiembre de 2012

PRESENTACIÓN MÓDULO V - TALLER 1



MÓDULO V - TALLER 1: GUÍA



POLÍTICAS Y PRÁCTICAS EN ALFABETIZACIÓN DE PERSONAS JÓVENES Y ADULTAS. UNESCO



GUÍA PARA VALIDAR LOS MÓDULOS 1 Y 2 DEL PRIMER CICLO

ALFABETIZACIÓN: LA ALFABETIZACIÓN COMO DERECHO. REFLEXIONES DESDE DE LA EDUCACIÓN POPULAR

ALFABETIZACIÓN

La alfabetización como un derecho.  Reflexiones desde la Educación Popular

Analfabetismo e inequidad

Las cifras del analfabetismo en algunos países y a nivel mundial, continúan siendo muy altas. Según datos de la UNESCO “en el mundo hay 771 millones de adultos que carecen de competencias básicas en lectura y escritura”[1]. La pregunta que surge entonces es ¿por qué cuando la humanidad ha llegado a tan altos niveles de desarrollo y a pesar de los esfuerzos realizados durante los últimos 50 años en el ámbito de la educación, la situación se mantiene?

La verdad es que este problema no ha sido tampoco prioritario en los programas educativos, a pesar de que la situación se hace cada vez más compleja. Esta complejidad tiene su origen en circunstancias tales como la pobreza creciente y el desplazamiento de la población rural a las ciudades, ocasionado por los bajos niveles de desarrollo y en algunos lugares por la presencia de conflictos armados, o como el aumento de la deserción escolar de jóvenes que terminan aburriéndose de las rutinas escolares o que desde muy temprana edad se ven obligados a vincularse al mundo laboral.

En la búsqueda de soluciones se realizan “campañas” de alfabetización, como si el problema fuera solamente de carácter educativo o como si con una acción puntual se pudiera “erradicar”.

Lo primero que habría que plantear es que el analfabetismo no es la condición natural de algunas personas, ni la causa del subdesarrollo o del atraso en la sociedad, como se decía en algún momento; el analfabetismo es la consecuencia de la exclusión y la desigualdad social que ha llevado a que niños y niñas en edad escolar no hayan podido acudir a la escuela o  a que quienes iniciaron sus estudios hayan tenido que retirarse a temprana edad sin haberlos podido terminar. Son razones históricas y estructurales las que explican el analfabetismo; que son las mismas que explican el porqué de la pobreza.

La alfabetización como un derecho

La alfabetización, como parte de la educación, es ante todo un derecho. El derecho que tiene todo ciudadano y toda ciudadana de acceder a la cultura letrada, de participar en la sociedad mediante el uso de la lengua escrita. Esto significa que el Estado tiene que garantizar que las personas puedan ir a la escuela, así como garantizar que puedan adquirir los aprendizajes que requieran para vivir en un determinado  contexto. La educación y la alfabetización son una responsabilidad pública que exige compromisos a todo nivel.

Un principio de equidad

En la tradición de la Educación Popular y la Investigación Acción Participativa, el reconocimiento y valoración del saber, la cultura y la historia del otro constituyen un principio pedagógico fundamental y que en el caso de la Alfabetización, nos remite al tema de la Oralidad; tema que generalmente se deja olvidado o se minimiza.

La oralidad como espacio de aprendizaje antecede y acompaña el proceso de alfabetización, entendido éste como “acceso a la cultura escrita”. Primero aprendemos a hablar que a escribir y el lenguaje oral es la forma como inicialmente (y a lo largo de toda la vida) nos comunicamos, damos sentido al mundo que nos rodea y construimos significados, que no son otras que las mismas funciones que cumple la lectura y la escritura.

Las poblaciones no letradas o con bajos niveles de escolaridad aprenden y construyen sus saberes en la oralidad; espacio en el cual también se da la apropiación del lenguaje escrito. Hablar y escuchar son dos facetas del lenguaje oral, mediante las cuales las personas desarrollan las funciones de comprensión e interpretación sin las cuales sería imposible aprender a leer y escribir, ni hacer la relación imagen-palabra oral que hoy forman parte del estudio del lenguaje. En una sociedad letrada no se puede hacer una separación tajante entre lenguaje oral y lectura de imagen porque todos están implicados y se convierten en instrumentos y objeto de aprendizaje.

Escuchar y hablar supone procesos cognitivos complejos como establecer relaciones, inferir, analizar, imaginar, sin disponer del texto escrito; las personas que sabemos leer contamos con la letra impresa, con texto que sirve de soporte a la significación y al cual podemos volver cuando lo necesitemos; las personas analfabetas no, ellas tienen que ir construyendo significado de lo que oyen, de manera inmediata y reconocer con quién están hablando para poderse comunicar.

Si el diálogo es la propuesta de Freire para educar y en nuestro caso para alfabetizar repensar el diálogo entre cultura oral y cultura letrada y sus implicaciones pedagógicas se hace imprescindible.

La alfabetización en América Latina tiene en Freire un referente obligado; y quienes reflexionamos sobre el tema también.

4. La alfabetización como una posibilidad

Enfrentar el problema del analfabetismo y de la educación de personas jóvenes y adultas requiere de políticas económicas y educativas, como también de la voluntad de quienes podemos encontrar en esta tarea la posibilidad de contribuir a la construcción de una sociedad más equitativa, más justa y más democrática. Alfabetizar tiene entonces una intencionalidad ético-política que va más allá de la enseñanza del código alfabético.

Alfabetizar tiene sentido cuando a través de ella contribuimos a que las personas ganen en autonomía y autoestima, cuando adquieren elementos para resignificar la vida, comprender la realidad (comprender el porqué del analfabetismo) y contribuir de manera organizada a su transformación. Alfabetizar tiene sentido cuando esta actividad forma parte de acciones más amplias de formación y capacitación, y cuando alfabetizar es solo parte del proceso educativo que debe continuar durante toda la vida.


[1] La alfabetización un factor vital, citado por “Lanzamiento del Informe Mundial de Seguimiento de la Educación para todos 2006: la alfabetización (con cobertura de medios). OREAL-UNESCO. Nov. 11 de 2005. Santiago de Chile.

Educación

Educación
Por: William Ospina
(Leído en la clausura de Metas 2021, de la Organización de Estados Iberoamericanos)
UNA COSA ES LA EDUCACIÓN Y OTRA es el sistema escolar. Por momentos coinciden, pero la educación comienza mucho antes de la llegada de los niños a las aulas. Por eso tiene tanto sentido la frase de Bernard Shaw: “Mi educación se vio interrumpida con mi ingreso a la escuela”.
La primera forma de enseñanza es el ejemplo, y lo más importante es la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Kafka veía con alarma que su padre les prohibía a los hijos exactamente todo aquello que él se permitía hacer en la mesa y en la vida, y de allí nació su crítica espantada a las arbitrariedades de la patria potestad. Nuestros primeros educadores son padres, parientes, amigos, gentes desconocidas en las calles, autoridades, gobernantes, medios de comunicación.
A menudo, cuando un niño llega a la escuela, los rasgos fundamentales de su educación y acaso de su existencia ya están trazados. Y así como existen influencias también existen vocaciones, aquello que en la fisiología y la sensibilidad nos predispone a determinados temas y disciplinas. Por eso es tan importante que desde la primera etapa de la vida se nos escuche y no sólo se nos enseñe. Ver a un niño como un cántaro vacío que hay que llenar de cosas, de información, de deberes y rigores, es olvidar que en cada instrumento existe ya la pauta de un sonido, que hay maderos que contienen canoas y maderos que contiene guitarras.
Un buen maestro no es sólo quien sabe hablar sino sobre todo quien sabe escuchar, el que descubre qué potro está encerrado en el bloque de mármol. Y por eso es tan nociva la sobreexposición a los medios de comunicación, que siempre hablan y nunca escuchan, y que sobre todo son incapaces de escuchar lo tácito, lo que todos decimos sin hablar.
El aprendizaje de nuestro propio valor, de nuestra propia dignidad, es lo primero. Nunca llegará a saber nada el que no sabe de sus propios derechos y posibilidades. Por eso la educación que tiraniza y que irrespeta, la educación que masifica, es fuente de todos los fracasos y todas las violencias. Por ello la educación no es simplemente la solución a los problemas de la sociedad: a veces es el problema. Puede educarnos en la exclusión, en el racismo, en el clasismo, en las manías de la estratificación social. Sólo cierto tipo de educación forma realmente individuos y forma ciudadanos.
Es ingenuo pretender que si el niño llega a la escuela ya hemos cumplido nuestros deberes con él: también hay que preguntarse qué escuela es esa y en qué tipo de sociedad está levantada. Acabo de leer el informe que una revista trae esta semana, sobre niños muertos de miedo de tener que ir a la escuela, porque para llegar tienen que atravesar entre las balas. El país es una gran escuela en la que crecen las escuelas pequeñas, y si todo es un campo de guerra, donde la única oferta de empleo para los muchachos es la violencia pagada por todos los ejércitos, de poco sirve que en la escuela se alternen los discursos de Platón y de Cristo.
Lo primero que tenemos que aprender es a no hacer trampa, a respetar a los otros, a respetarnos a nosotros mismos, a tener un sentido de comunidad, a apreciar el valor del trabajo. Sentirnos pertenecer a una memoria, a un territorio, a un sistema de valores. ¿Están nuestra sociedad y nuestra escuela formándonos en esos principios? Que la gente haya tenido una costosa educación no significa que sea bien educada: parte de la violencia que padecemos no es fruto de seres iletrados; basta ver los foros de los periódicos para entender que hay gente que escribe con odio y con violencia; uno de los mayores males de nuestras sociedades, la corrupción, suele ser obra de gentes que lo han tenido todo, incluidos títulos universitarios.
He dicho que primero aprendemos por el ejemplo. En segundo lugar, creo que aprendemos por el diálogo. Éste no sólo nos inicia en el conocimiento de que existe una verdad, sino en la conciencia de que podemos interrogarla, matizarla, atrever opiniones. El diálogo estimula la curiosidad y el deseo de saber. Y allí podemos percibir la importancia de las artes en la formación de nuestra sensibilidad, de nuestra honda humanidad. Enmanuel Kant dejó escrito que la más importante de las artes es la conversación. Porque en ella intervienen la memoria, la inteligencia, el carácter, la sensibilidad, el conocimiento de los otros, la imaginación. En ese arte los amigos son nuestros maestros, y los maestros son nuestros amigos.
En tercer lugar está, por supuesto, la lectura. Los planes de alfabetización a veces olvidan que la lectura supone por lo menos tres elementos: el desciframiento, la comprensión y la crítica. Conozco personas que pueden deletrear, descifrar un texto y que sin embargo no lo comprenden. Basta oír a alguien leer en voz alta para saber si está comprendiendo lo que lee. Y cuando hablo de comprensión hablo a la vez de entender un texto y de sentirlo.
Hay personas que me han confesado que entienden un poema cuando lo leen, pero que sólo lo sienten cuando escuchan a otra persona diciéndolo. Porque hay una carga de emoción en los textos, y no sólo en los textos poéticos, un contenido de belleza, de sentimiento, de pasión, de deleite o de maravilla, que va más allá del mero entender, que exige la participación de las emociones, que está gobernado por el ritmo y si se quiere por la música.
Finalmente, la lectura verdadera tiene que ser capaz de crítica, de dialogar con el texto, de atrever objeciones, de construir a partir de él opiniones propias, otras alternativas, otros sentidos y desenlaces. ¿En qué parte de la educación formal está incluida la formación de la sensibilidad y del criterio? Queremos una educación que nos haga buenos profesionales y buenos operarios, pero sobre todo necesitamos una que nos haga valientes ciudadanos, y lúcidos seres humanos. ¿Quién nos enseña a tener opiniones propias, serias, razonadas? ¿Quién nos educa para no ser veletas bajo la manipulación de tantos poderes e intereses que hoy controlan el mundo? ¿Cómo formar parte de una civilización y no de un reducto de intereses o de un campamento de supervivencia? ¿Cómo pensar y vivir en función del engrandecimiento de una sociedad y no de la defensa mezquina y a veces suicida de un mero proyecto personal o gremial?
A partir de cierto momento la educación sólo puede ser activa. Compartir conocimientos, investigar, crear, hacer. La investigación, la experimentación y el trabajo son altos instrumentos, pero sólo pueden servirnos si esa primera educación que nos hace humanos y ciudadanos se ha cumplido con coherencia y con profunda responsabilidad.

jueves, 13 de septiembre de 2012

MÓDULO IV - TALLER 3



RECUPERACIÓN DE LOS TALLERES ANTERIORES



SISTEMA DE GESTIÓN PARA LA EDUCACIÓN DE PERSONAS JÓVENES Y ADULTAS DE LA REP. DOM.



SISTEMA DE GESTIÓN CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS



SISTEMA DE GESTIÓN PARA EL MODELO FLEXIBLE DE EDUCACIÓN BÁSICA DE PERSONAS JÓVENES Y ADULTAS DE LA REP. DOM.



SISTEMA NACIONAL DE EVALUACIÓN DE APRENDIZAJES PARA PERSONAS JÓVENES Y ADULTAS EN LA REP. DOM.



INFORME DE LA REVISIÓN Y READECUACIÓN CURRÍCULAR DE LA EDUCACIÓN DE PERSONAS JÓVENES Y ADULTAS